Enrique del Val Blanco
26 de abril de 2007
Al fin el pasado martes se aprobó en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la propuesta para, bajo ciertas condiciones, despenalizar el aborto en esta ciudad. Esperamos que poco a poco esta medida pueda ser extendida a todo el territorio nacional, para protección de las mujeres, especialmente aquellas de pocos recursos que, como siempre, son a las que peor les va en este tema. Al tiempo que se daba esa discusión, a escasos metros de la Asamblea, en el Senado de la República se firmaba un convenio por medio del cual este órgano de gobierno y la Universidad Nacional Autónoma de México colaborarán, entre otros temas, en las celebraciones del bicentenario de la Independencia, el sesquicentenario de la Constitución de 1857 y el centenario de la Revolución. En dicha reunión, el rector de la UNAM expresó que "una democracia o es laica o no es democracia". La tesis es totalmente oportuna ante lo que ocurre hoy en nuestro país, fundamentalmente como producto de
la grosera injerencia de una de las iglesias registradas, la católica, en ámbitos que corresponden al orden civil. El tema de la despenalización del aborto ha sido utilizado por los jerarcas religiosos y fundamentalmente el Partido Acción Nacional para atacar a las instituciones civiles con argumentos trasnochados, como hemos visto en los mensajes televisados del PAN, a los que hasta la Suprema Corte de Justicia, que de revolucionaria tiene poco, ha cuestionado y solicitado su retiro de la pantalla. Al finalizar la citada reunión para la firma del convenio, el senador Santiago Creel mencionó a la prensa que el tema de la laicidad estaba resuelto desde el siglo XIX y que mal haríamos en airearlo. El verdadero problema radica en que quienes están promoviendo de nuevo la revisión del tema son precisamente la Iglesia católica y sus aliados, como el PAN. Es sorprendente la beligerancia que en los últimos días ha tenido la Iglesia católica, llegando al extremo, según ha
aparecido en la prensa, de tener que enfrentar un proceso administrativo iniciado por la Secretaría de Gobernación en contra del cardenal Rivera y su vocero, por violaciones a la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público. La soberbia del cardenal es conocida y reconocida por todos, por lo que había que ponerle límites. Han cometido error tras error, comenzando por el mensaje del Papa, las intervenciones de altos funcionarios del gobierno en el tema, la utilización de los sermones dominicales para alentar la división, entre otros. Lo que ocurre es que desde las modificaciones al artículo 130 de la Constitución mexicana, en el régimen priísta de Carlos Salinas, la Iglesia católica ha creído que cada día debe ir por más, hasta lograr que este país sea un Estado confesional, y para ello ha contado con la complicidad de los gobernantes. Es por eso que la afirmación del rector De la Fuente debe ser tomada en cuenta por todos. La única forma en que este país puede salir
adelante es a través de la democracia, pero una democracia laica, al igual que la tienen otros muchos países, cuyos pueblos son mayoritariamente católicos, pero claramente tienen definida la separación del Estado de las cuestiones religiosas. La Constitución y las leyes mexicanas permiten que cada ciudadano crea en lo que quiera y da un margen de actuación para las diversas iglesias. Por cierto, a excepción de la católica, el resto de ellas han sido respetuosas con las decisiones de la autoridad civil; quizás por eso cada día son más los creyentes que abandonan al catolicismo y optan por otras creencias. A nadie se le persigue por lo que piensa, pero a todos se nos pide respeto a ley, y por lo visto esto es en lo que no están de acuerdo los jerarcas de la Iglesia católica. Temas como la salud y la educación deben estar al margen de las creencias religiosas. Si no, las sociedades no avanzan. En materia de salud hay que estar del lado del desarrollo científico y la
protección de todos los seres humanos; por tanto, el uso del condón, la despenalización del aborto y la futura discusión sobre la eutanasia son todas ellas medidas en favor de los seres humanos. Es sintomático que en estos temas la Iglesia católica se ponga en contra, con argumentos sacados de la superchería tan rica que tienen y conservan desde hace siglos. La educación también es otro tema delicado, ante el cual el Estado debe ser el conductor de ella en todos los niveles. Por ello preocupan algunas actividades del gobierno en esta materia, como la recientemente creada fundación Mexicanos Primero, donde, supuestamente mediante un catálogo, los hombres más ricos de este país van a mejorar la educación en todos los rubros. Entre los puntos del catálogo hay algunos inquietantes, como son el cambio en la proporción del gasto público para la educación o de participación ampliada de la sociedad en la toma de decisiones. Querer convertir a la educación en un "teletón" es un
grave error del gobierno y no es el camino adecuado para mejorarla. Además, tenemos también el tema de la educación religiosa, que día a día cobra mayor auge en nuestro país, lo cual tampoco es una buena noticia para la democracia mexicana. El conocimiento es algo científico, no materia de enseñanzas tergiversadas por la religión, por lo que el gobierno debe estar muy atento a esto. Es por lo anterior que hoy cobra vigencia el planteamiento del rector en defensa de la laicidad, ya que, como ocurrió en los siglos pasados, es primordial, especialmente considerando las embestidas de la Iglesia católica, que como es bien sabido no es de las más evolucionadas en el mundo. El gobierno debe actuar de manera decidida para poner a cada quien en su lugar: las cuestiones civiles, a los civiles; las cuestiones religiosas, dentro de sus templos.
Analista político y economista
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/37408.html
"Una democracia es laica o no es democracia", asegura De la Fuente
VICTOR BALLINAS , ANDREA BECERRIL
Entre los diversos grupos de manifestantes destacaron las protestas en contra de la actitud asumida por la Iglesia católica sobre el aborto Foto: Marco Peláez
"Una democracia es laica o no es democracia", advirtió ayer el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Juan Ramón de la Fuente, al firmar un convenio de colaboración con el Senado.
En el contexto del debate sobre la despenalización del aborto en el Distrito Federal, en donde la jerarquía católica se ha movilizado y opinado sobre el tema, el rector De la Fuente recordó: "la Constitución de 1857 nos permite encontrarnos nuevamente con esa referencia fundamental del Estado laico mexicano, de la separación entre la Iglesia y el Estado".
De la Fuente insistió: "difícilmente podríamos encontrar una mejor oportunidad, en los 150 años de la Constitución de 1857, para encontrarnos con esos elementos, que nos permiten afirmar hoy, con prudencia, serenidad, pero también con firmeza y con inteligencia, que una democracia es laica o no es democracia", subrayó.
El rector de la UNAM destacó que los episodios fundacionales se conmemoran con fechas emblemáticas, y se vuelven esas fechas circunstancias inmejorables para una reflexión colectiva de la sociedad mexicana. "Estas son las oportunidades reales que nos dan las fechas emblemáticas que forman parte sustancial del convenio que habremos de suscribir".
La Independencia nacional, refirió De la Fuente, "nos permite recordar no solamente en tiempo las coincidencias de este episodio fundamental con muchas otras naciones de América Latina, países hermanos con los que esta celebración nos permite fortalecer y vigorizar nuestras relaciones para una mejor convergencia y convivencia".
La Revolución Mexicana, prosiguió en su discurso el rector, "es un episodio apasionante, polémico y vibrante que mucho más allá del discurso político nos permite una vez más poner en la perspectiva adecuada al movimiento social que dio paso al Estado moderno mexicano del siglo XX".
El coordinador de los senadores del PAN, Santiago Creel Miranda, entrevistado -al término de la firma del convenio- sobre la aseveración del rector de que "una democracia es laica, o no es democracia", trató de enmendarle la plana a De la Fuente: "el laicismo no significa la exclusión de las religiones, tampoco que las creencias se acallen con la intolerancia; laicismo significa sobre todo que se expresen todos los puntos de vista de carácter religioso, todos los puntos de vista de vista de las creencias que tiene el pueblo de México, que son diversas y hay que reconocerlo. El laicismo es lo que protege las distintas visiones, expresiones y creencias religiosas del pueblo de México".
Por su parte, el presidente del Senado, el priísta Manlio Fabio Beltrones, señaló en entrevista que la laicidad es uno de los objetivos más importantes que debe lograr el Estado Mexicano, y es un compromiso de carácter histórico. No viene simplemente por una asimilación casual, sino por toda una lucha que se ha desarrollado en México".
http://www.jornada.unam.mx/2007/04/25/index.php?section=capital&artic...
El lector de inconscientes
María Teresa Priego
26 de abril de 2007 "Desafortunadamente no podemos cerrar las bibliotecas del mal, ni destruir sus cinetecas que se reproducen como virus infectos". Amato, secretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En el momento de la declaración, se celebraba el Día Mundial del Libro. En otro espacio. Ciertamente. En homenaje a la pasión por el verbo. A Cervantes y a Shakespeare. Qué choque de trenes esos dos mundos. El del verbo prescrito, despótico e inapelable de Amato. Y el del verbo escrito y por escribirse. Ya no pueden quemar los libros. ¿Las palabras de quién enviarían a los sótanos? O más bien. ¿Las palabras de quién no? En la declaración de Amato. En las palabras del ahora "difamado" Hugo Valdemar, vocero de la Arquidiócesis, reencontré una cierta Iglesia católica. De la que tantas/os salimos corriendo. No porque defienden la vida desde la concepción. Sino por la manera en que pretenden defenderla. Como los jueces enfurecidos del spot que el PAN
está obligado a retirar. Los conocen bien. Se inspiraron de cerca. El "Gran Otro" da un martillazo sobre la mesa. Ellos saben. Ellos hablan por todas y cada una de las mujeres. Responderle a Valdemar se convierte en un ataque contra la entera Iglesia. Valdemar no es una institución ambulante. Es un ser humano responsable de las palabras que enuncia. Nadie deja de admirar la obra de Santa Teresa de Ávila, por afirmar que el vocero "llamaba al odio". Es inexacto: no lo llamaba. Parecía traerlo dentro. "Encabezamos nuestra peregrinación con la imagen de la Santísima Virgen de Guadalupe. ellas seguramente llevarán a la Santa Muerte al frente porque son protagonistas de la muerte, del homicidio, del holocausto, de la masacre de los no nacidos". Fue justicia poética constatar en un diario. Que los adoradores de la "santa muerte" se sumaron a la peregrinación "por la vida", y parece que les aportaron además miles de firmas contra la despenalización. Lección para Valdemar: no es
bueno andar estereotipando a sus aliados potenciales. Su "lectura" del inconsciente de María Consuelo Mejía, directora de Católicas por el Derecho a Decidir, a quien llamó "la mataniños", y del inconsciente de "las feministas". Es una joya del "sicoanálisis" de alcantarillado. Poveretto Segismundo Freud. Quien además encabezaría las listas de las bibliotecas clausuradas. Valdemar dixit: "Lejos de defender los derechos de la mujer, con sus acciones, estos grupos muestran un complejo de inferioridad terrible y el enorme odio que le tienen a su género. solamente una mujer que odia a otra la puede incitar al asesinato de su propio hijo, y lo que ellas buscan es que la mujer no acepte su maternidad". El señor Valdemar se interesó en las vidas de las feministas. Deseos más íntimos. Complejos y mecanismos inconscientes. No querríamos no devolverle la cortesía: ¿cómo fue ese llamado suyo hacia un proyecto de vida, que lo llevó a renunciar al don de la paternidad? ¿Se da cuenta
de que su elección sería ampliamente interpretable desde la misma técnica sicoanalítica de aguas negras? ¿Le gustó Tótem y tabú? ¿Y él? ¿Qué siente hacia las mujeres que no tienen razón -ni sinrazón- alguna para reconocerlo en el lugar del "padre", las que están más allá de su poder? Las que miran hacia otro lado. Las que leen otros libros y creen en otras palabras. Valdemar sabe que la despenalización del aborto. No obliga a nadie a abortar. Sabe que allí donde su palabra de "padre" sea eficaz. Las mujeres continuarán sus embarazos. Que allí donde los "hombres de la Iglesia" sean capaces de acercarse a sus fieles y transmitir sus enseñanzas, el óvulo fecundado será reconocido como persona. ¿Cuál es entonces su "miedo paranoico"? Ya no hay manera. De cerrar las bibliotecas. Pero la fuerza de su verbo. Es toda suya. Escritora
http://www.eluniversal.com.mx/editoriales/37406.html
Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
26 de abril de 2007 Victoria moral Aunque la del aborto fue la crónica de una mayoría anunciada, la jornada de este martes en la Asamblea Legislativa del DF ha sido memorable e histórica: con una contundente votación de 46 a favor y 19 en contra se aprobó el dictamen que contempla la despenalización de la interrupción del embarazo durante las primeras 12 semanas de gestación. A pesar de todas las distorsiones, mentiras, linchamientos, amenazas de muerte y excomunión contra los "abortistas", de las profecías de violencia del cardenal y del intervencionismo del Papa, se impuso la razón y seis de los ocho partidos representados en la legislatura local votaron por la iniciativa. Atrás quedaron ya las declaraciones estruendosas y la necedad machacona de estar "a favor de la vida" cuando una y otra vez se explicó que efectivamente hay vida incluso antes del contacto entre el espermatozoide y el óvulo -como la hay en una ensalada que nos devoramos sin
remordimiento alguno-, pero que sólo podemos hablar de persona o ser humano a partir de la actividad cerebral que se produce mucho tiempo después. Lo que ocurrió es que una ultraderecha envalentonada, asociada con los clérigos pederastas, se ha propuesto no dejar pasar ninguna iniciativa de ley que -como la reciente de sociedades de convivencia- modernice al país. Todo lo contrario: sugieren retrotraernos al oscurantismo cavernario, al reino de la hipocresía y el terror. No hay duda que en la jornada de antier hay ganadores: la sociedad civil que ha luchado a brazo partido por esta conquista; la izquierda tan desmoralizada por el 2 de julio y ahora reivindicada por este triunfo social; el PRD, el PRI, Nueva Alianza, Alternativa, PT y Convergencia, que resistieron las presiones hasta el final; consecuentemente el jefe de Gobierno del DF, Marcelo Ebrard, que siempre se pronunció por la despenalización. Y por supuesto que hubo perdedores: los grupos y grupúsculos de
ultraderecha que ahora se sienten dueños del país; el PAN y sus aliados del Verde que tuvieron que quitarse la máscara para mostrar el rostro de la intolerancia; y la Iglesia católica, que pisoteó varios de sus mandamientos para justificar su feroz irracionalidad. Pero, disputas políticas aparte, las grandes ganadoras son las mujeres de este país. Que, por ahora en la ciudad de México y tal vez pronto en otras entidades, se verán liberadas de un estigma tan injusto como oprobioso. Para ellas, este debe ser un primer paso en una todavía larga lista de pendientes. Baste decir que sólo en tres estados de la República es delito golpear a una mujer, y que en la mayoría es mucho más grave robarse una vaca. Así que apenas estamos en el principio. Sin embargo, desde ahora se anticipan resistencias y retrocesos. Las buenas conciencias panistas amenazan con presionar a su gobierno para derruir la determinación de la mayoría en la Asamblea, promoviendo un recurso de
inconstitucionalidad a través de la Procuraduría General de la República o de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos, a la que por lo visto consideran una extensión del gabinete. Será una prueba crucial para el gobierno calderonista. Lo puede mostrar como una derecha moderna de rayo láser o como un conciliábulo de cirios pascuales de la Edad Media. Así que han de pensar muy bien si deciden dejar las cosas como están o entrarle a una batalla donde los únicos argumentos son la cruz y la espada. Además, sentaría el riesgoso precedente de llevar a la Suprema Corte cualquier decisión legislativa de aquí en adelante. Pero el peligro mayor sería entrar en una dinámica de confrontación Calderón-Ebrard, gobierno federal contra DF, profundamente perjudicial para los capitalinos y para el resto de la nación. Ese capítulo ya lo padecimos, con todas sus consecuencias durante seis largos años. Lo demás es lo de menos. Ya pueden seguir chillando, ladrando o rasgándose las
vestiduras los hipócritas de golpes de pecho en la misa del domingo. Los criminales de entre semana que viven de explotar al prójimo. Los que justifican hasta la pederastia con tal de recibir una indulgencia. Los que rabian por no admitir que esta ha sido una espléndida victoria moral de la sociedad mexicana que ahora sabe que todo es posible. P.D. A Gilberto Borja in memoriam. ddn_ro...@ hotmail.com
http://www.eluniversal.com.mx/columnas/64827.html
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Aborto, valores y responsabilidades Por: Humberto Musacchio El absolutismo presidencialista se acabó y ahora los mexicanos habremos de acostumbrarnos a que la opinión del Ejecutivo sea parte de nuestras discusiones, sin que necesariamente pueda inclinar la balanza en uno u otro sentido
La despenalización condicionada del aborto —antes de las doce semanas— es una decisión aprobada por amplia mayoría en la Asamblea Legislativa del Distrito Federal, pero es también el cumplimiento de una exigencia social, una forma de acatar los inflexibles dictados de la vida real y una manera de poner en sintonía a la sociedad mexicana con el mundo de su tiempo.
Resulta elocuente que las encuestas serias no mostraran como mayoritario al sector opuesto a la nueva causal de despenalización, lo que indica cuánto hemos avanzado en el proceso de secularización de las costumbres, pues en gran medida ya no forman parte de los valores colectivos algunos dictados de la Iglesia católica de Roma, como su rechazo a la píldora anticonceptiva, al condón, a las relaciones premaritales y al aborto.
Lo anterior no es poca cosa si se considera que la Iglesia católica, como parte de las fuerzas conservadoras de la sociedad, fue derrotada militar y políticamente en 1867, lo que no le impidió seguir ejerciendo un casi absoluto monopolio de las conciencias, pues un siglo después los cultos minoritarios no contaban ni con cinco por ciento de la población.
Pero en los años sesenta las cosas empezaron a cambiar y a partir de entonces la Iglesia católica romana ha venido sufriendo reveses. El principal ha sido la pérdida de feligresía, pues otros credos fueron más eficaces para ganarse la fidelidad de un amplio segmento de los mexicanos, al extremo de que hay quien estima que hoy los católicos son tal vez menos de 70% y dentro de ese conglomerado una muy alta proporción no es practicante de la religión que dice tener. Las encuestas en torno al aborto parecen confirmarlo.
La legalización de las uniones de convivencia en Coahuila y la capital del país y ahora la despenalización del aborto, lo mismo que la eventual legalización de la eutanasia y aun de las drogas, son evidencias de que resultaba imperativo poner nuestras leyes a tono con la realidad de estos tiempos.
La muy sonora discusión en torno al aborto deja algunas enseñanzas que hemos de tener presentes. Varias de sus manifestaciones deben ser evaluadas para situar las cosas en sus justos términos. Por ejemplo, la muy temprana toma de posición de Felipe Calderón sobre el asunto y, en las últimas horas del debate, las opiniones de la esposa, la señora Margarita Zavala.
Cuando hay en la sociedad una polémica tan caldeada, la opinión del jefe de Estado es una apuesta muy riesgosa, pues si el resultado es finalmente contrario, como ocurrió en este caso, lo dicho por el mandatario se convierte en evidencia de una mala relación con otros órganos de gobierno y aun en falta de autoridad política.
Hubiera sido impensable que eso le ocurriera a un Presidente de la era priista, en la cual no se movía la hoja del árbol sin la voluntad del señor (del señor Presidente). Pero este es otro momento de la vida nacional, el absolutismo presidencialista se acabó y ahora los mexicanos debemos acostumbrarnos a que la opinión del Ejecutivo sea parte de nuestras discusiones, sin que necesariamente pueda inclinar la balanza en uno u otro sentido.
Es obvio que, en un asunto que mueve pasiones colectivas y suscitó un debate sin precedente, Calderón tenía que responderle a su electorado, aun sabiendo —porque el hombre mejor informado de México debía saberlo— que perderían los partidarios de castigar penalmente a las mujeres que abortan. El inquilino de Los Pinos jugó sus cartas y resulta obvio que deberá retroceder, como lo muestra el anuncio de que la Secretaría de Gobernación inició un procedimiento administrativo para determinar si el cardenal Norberto Rivera Carrera o el vocero de la arquidiócesis capitalina, Hugo Valdemar, incurrieron en faltas a la Ley de Asociaciones Religiosas.
Como es evidente, se trata de un estatequieto, una manera de decir que se permitirán las protestas, pero sin amenazas y sin llevar más lejos la confrontación social, que ya bastantes problemas tiene el señor Calderón con la carnicería desatada por el narcotráfico, la caída de la producción petrolera, el activismo de Manuel Espino y Vicente Fox, el rechazo de los trabajadores del sector público a la Ley del ISSSTE y los rescoldos de la elección del año pasado que todavía se manifiestan como falta de aceptación en amplios sectores.
Al opinar sobre el aborto, Felipe Calderón le respondió a sus huestes, mandó el mensaje de que es uno de los suyos, pero está claro que quien funge como Presidente no puede actuar nada más como un católico militante. Como quiera que se llegue a la Jefatura de Estado, el cargo impone obligaciones que no han de subordinarse a las creencias religiosas ni a los compromisos con un sector de la sociedad, sino que, más allá de lo que piense o lo que represente, debe mostrarse como alguien que gobierna para todos y respeta el funcionamiento de las instituciones. Es una condición del poder, al margen de moralismos y valores personales, de creencias y querencias.
hum_...@hotmail.com
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